3 de julio de 2020 | Valledupar, Cesar | Daniela Arrieta, Periodismo UCN

Como “un verdadero milagro” llamaron los familiares de la señora María Francisca Doria Correa, una adventista de 91 años de edad, la noticia de su recuperación al vencer al Coronavirus Covid-19.

De acuerdo al reporte médico, Maria Francisca fue remitida el pasado 22 de mayo desde el municipio La Paz, en el departamento del Cesar, a la Clínica Integral de Emergencias Laura Daniela de Valledupar, la capital, donde le diagnosticaron un cuadro de disnea, tos y dificultad respiratoria.

El 24 del mismo mes el personal médico informó sobre la sospecha de infección por SARS COV-2, por lo que solicitaron realizarle la prueba. Al siguiente día sus familiares recibieron el reporte positivo confirmando el diagnóstico para la Covid-19.

“Cuando yo supe que el resultado para covid-19 de mi madre fue positivo me puse a llorar; me encontraba viendo un cultivo al lado de la casa y en ese momento vi las cenizas de mi madre. Pensaba que, por su avanzada edad y por su estado de salud, mi mamita podía morir de esa enfermedad”, comentó su hijo Dionis Daniel Charris Doria.

Desde que se conoció el reporte, familiares, amigos y miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se unieron en oración por la salud de Doria. Rosiris, su penúltima hija y a quien sus hermanos catalogan como una “persona positiva”, motivó a la familia para que mantuviera viva la esperanza.  

“Llorábamos clamando a Dios un milagro y Rosiris me dijo: ‘hermanito, vamos a tener fe, debemos confiar en Dios’, a lo que le respondí: el Dios que ama a mi madre y al que ella toda la vida ha amado, es ese Dios que la va a liberar de las cadenas de la muerte”, narró Dionis.

Maria Francisca llevaba más de año y medio en cama y tenía antecedentes médicos como neumonía, derrame pleural, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), fractura de cadera, fractura de fémur y cardiomegalia, por lo que hacía suponer que esta sería su última batalla contra la muerte. A sus 35 años perdió su esposo y enfrentó la vida como madre soltera, “desde el día en que mi madre se bautizó tomó a Jesús en serio en su vida. Mi madre se casó con Dios, se convirtió en una gran misionera”, recalcó Dionis Daniel.

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Su hijo Dionis contó que cada sábado su mamá llegaba temprano a la iglesia, razón por la cual los diáconos le entregaban las llaves del templo, “cuando los diáconos llegaban les daba pena ver a mi mamá esperando con algunos de sus nietos a que abrieran”, comentó.

Además, María Francisca dedicó su vida al servicio y durante muchos años se convirtió en ganadora de almas, obtuvo premios por ello y, junto a su familia y miembros de iglesia, fundaron dos templos en Venezuela donde vivió durante 20 años.

Por esta razón, sus hijos creen que ha dejado un legado de fidelidad. Aún en sus momentos más difíciles Maria Francisca sigue aferrada a su fe.

Luz Mary, otra de sus hijas que la acompañaba,  dijo que en el momento en que su madre llegó al hospital, en camilla alzó sus manos y oró en voz alta: “oh Dios de Israel, así como protegías a tu pueblo en el pasado, protege mi vida de este virus que está matando a la gente; haz un círculo de amor a mi lado y permite Señor que yo sea sana”.

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“La oración de mi madre en esa cama demuestra que ella sintió el covid en su vida y ella clamó a Dios. Estoy seguro que en ese momento Dios hizo un milagro”, expresó Dionis Daniel. 

Según reportó el diario El Tiempo, desde un primer momento los médicos establecieron un protocolo de atención y tratamiento basado en las experiencias de centros asistenciales a nivel nacional, en el que participó un equipo médico científico e interdisciplinario de la clínica donde fue tratada la paciente.

Para asombro de todo el personal de la salud y contra todo pronóstico, después de 14 días hospitalizada Maria Francisca fue dada de alta y trasladada a casa. Médicos y enfermeros celebraron el hecho y, por medio de una calle de honor, los trabajadores de la clínica aplaudieron a esta dama que, desde el 6 de noviembre de 1968, es miembro de la Iglesia Adventista.

“Estamos muy agradecidos con el pueblo del Señor. La iglesia estuvo unida en oración y estamos muy contentos porque el señor obró maravillas”, expresó su nieto Daniel Borja, quien además funge como pastor de iglesia en Santa Marta.

Cabe resaltar que desde temprana edad María Francisca Doria lleva un estilo de vida saludable. La alimentación, el descanso y su confianza en Dios le ha permitido disfrutar de sus años de servicio junto a su familia quienes, en su mayoría, son miembros activos de la Iglesia Adventista.

A pesar de su avanzada edad, Doria continúa compartiendo el evangelio a toda persona, y su estadía en el Hospital Laura Daniela fue una oportunidad para continuar con su misión. “Cuentan las enfermeras que ella cantaba el himno Purifícame a cualquier hora, se lo cantaba a los médicos, a las enfermeras; e incluso, una empleada del hospital dijo que, allí, tendida en su cama, cuando alguien se le acercaba ella le hablaba de Cristo”.

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Este hecho fue resaltado en varios medios de comunicación nacional y su testimonio se convirtió en fuente de esperanza para un país que actualmente lucha para ganarle la batalla a esta enfermedad. 

Entre tanto, María Francisca agradeció a los miembros de la iglesia por sus oraciones y envió un mensaje de fe y esperanza.“El Señor los bendiga y gracias por todas las bendiciones recibidas de ustedes mis hermanos, sé que estaban orando por nosotros; que el Señor nos ayude a crecer para cristo, Él es bueno y todo lo cumple”, manifestó.

Actualmente Doria se encuentra estable y bajo observación médica en un centro de salud debido a las enfermedades ligadas a su avanzada edad. 

“El año pasado cuando ella se enfermó en Sincelejo, Sucre, le dijeron que el promedio de vida de su corazón era del 35%; en el examen que le entregaron ayer, después de un año, mi madre tiene el 47% de vida en su corazón, es decir que en vez de ir empeorando se ha ido recuperando”, explicó su hijo Dionis. “Es para la gloria y honra de Dios, el Dios que ama a mi madre, al único al cual recomendamos que todos puedan seguir”, subrayó. 

Ahora el mayor anhelo de la familia Charris Doria es que el nombre de Dios sea glorificado y que el día que Cristo venga, no sólo ella, sino todos aquellos que conocieron su testimonio sean motivados por su fe para estar con Cristo en la eternidad.

"Queremos que su ejemplo de vida sea seguido por otros; que su testimonio pueda traspasar fronteras y que el pueblo de Dios mantenga su fidelidad aún en tiempo de Crisis. Mi abuela va a morir, tal vez muy pronto, pero es una guerrera que ha vencido el covid-19 y ha vencido las dificultades de esta vida y hoy levanta la bandera de Cristo aún en el lecho de la vejez", expresó el Pastor Daniel Borja.

 






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