Reflexiones para tí.

Tres esferas de la realidad I

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios. Éxodo 20:8-10.

A fin de entender esta relación entre el cristiano y el mundo en que vivimos, creo que es necesario diferenciar entre tres conceptos: lo sagrado, lo secular y lo profano.

Por sagrado, o religioso, me refiero a todo aquello que pertenece en forma directa a nuestra relación con Dios, a lo cúltico, a lo que está “apartado” para Dios. Nota que cuando Dios terminó de crear el mundo hizo tres cosas en relación con el día séptimo, o shabbat (sábado): reposó, lo bendijo y lo santificó (Gén. 2:2, 3).

¿Por qué se menciona que Dios bendijo y santificó (apartar para un uso sagrado) el sábado? ¿Por qué no se menciona que Dios haya bendecido y santificado el resto de los días? ¿Acaso había algo de malo en ellos? En ninguna manera. Ya hemos visto que Dios, al evaluar su obra creadora, dijo que todo “era bueno” y “bueno en gran manera”. Sin embargo, aquí, desde los inicios de la historia del mundo, se establece una distinción clara entre lo que es secular (perteneciente a nuestro mundo) y lo sagrado. El sábado pasa a ser un día sagrado, consagrado a Dios para usos exclusivamente santos, o religiosos; mientras que el resto de los días de la semana no tienen esta condición.

Toma nota de los siguientes elementos: Dios ordena santificar el sábado, pero también indica el deber de trabajar seis días a la semana. Es decir, aquí Dios establece una legítima actividad secular: “tu obra”, que implica todo nuestro quehacer en el mundo en que vivimos.

Está establecido, aquí, lo TUYO y lo MÍO (en la relación entre Dios y el hombre); es decir, lo secular y lo sagrado. Por supuesto, en el concepto cristiano, el creyente siente que todo su ser y su tiempo pertenecen a Dios, y que deben ser usados para su gloria (1 Cor. 6:20; 10:31). Pero esto no implica estar exclusivamente dedicados a actividades “religiosas”, sino que Dios es glorificado, en forma indirecta, por la ACTIVIDAD SECULAR del hijo de Dios, siempre que esta sea realizada bajo los principios divinos y guiada por el Espíritu Santo.

 

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El Tesoro Escondido”
Por: Pablo Claverie






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