Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Filipenses 4:8.

¿Es lícito que un cristiano vea todo tipo de película o programa de televisión, que incluya escenas de violencia, o eróticas o de sexo explícito, o que estén saturados de ejemplos de inmoralidad, en los que Dios sea el gran ausente o el gran ser despreciado en sus argumentos, junto con todo lo que sepa a religión?

¿Es correcto que un cristiano escuche todo tipo de música, aunque esta sea tan estridente y “pesada” que genere sentimientos de nerviosismo y violencia, o cuya letra sea hueca, sin sentido o inmoral?

¿Puede un cristiano, con la conciencia limpia, participar de un baile en una discoteca, donde el volumen de la música, junto con el ritmo hipnotizador, la circulación de alcohol o de drogas, la vestimenta “ligera” de las damas, la hipererotización de los movimientos corporales de los bailes y la actitud intencionada de seducción embotan los sentidos, nublan la razón y la conciencia, y debilitan las defensas morales?

¿Se sentirá cómodo un cristiano saturando su mente con literatura llena de sentimientos inmorales, o que describa de manera pormenorizada las miserias morales humanas, o que esté repleta de cínicas ideas escépticas, anticristianas y antirreligiosas, bajo un manto de gran sentido de la estética, de una gran cultura o de gran vuelo intelectual?

En nuestro texto bíblico de hoy, Pablo, sabiendo el poder que tienen los pensamientos para moldear la vida, y sabiendo que nuestros pensamientos son alimentados por lo que dejamos que penetre en nuestra mente a través de lo que vemos, escuchamos, palpamos, sentimos y experimentamos, nos presenta una regla sencilla y clara para todo tipo de actividades recreativas y de otra índole: solamente piensen, hagan y participen de lo que sea justo, puro, verdadero, honesto, amable, virtuoso; lo que sea digno de alabanza, y no de censura delante de Dios.

¿Se encuadran tus actividades recreativas dentro de estos principios? ¿Se las propondrías a Cristo para que se realicen en el cielo con los redimidos? ¿Puedes, honradamente, invitar a Jesús a que te acompañe y bendiga al realizar estas actividades?

 Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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